Para un niño es esencial que sus padres le presten atención y le guíen en todo lo que hace.
En materia educativa, el seguimiento y la atención que los padres muestren por las actividades de sus hijos será determinante, a la hora de forjar la motivación y el interés por los estudios.
Esto que en principio puede parecer lo normal y lo más deseable. Se empieza a convertir en un problema social. No es que los padres, por desinterés no atiendan la educación de sus hijos.
El problema, en la mayoría de los casos, reside en las largas jornadas laborales, sumadas a toda una extensa lista de obligaciones a las que se tienen que enfrentar los padres a diario y que no les deja tiempo para algo tan importante como estar al día y prestar atención a lo que les acontece a los pequeños en sus horas lectivas.
El pedagogo Diego Armando García San Juan, realizó un estudio en el que relaciona directamente la falta de atención de los padres, con el bajo rendimiento escolar.
Según el autor, el problema comienza en la etapa de primaria, trasladándose a cursos superiores, y afecta tanto a la motivación, el comportamiento en clase, y a las calificaciones.
Los niños de esta primera etapa de escolarización, aún no tienen desarrollada la autoestima y la seguridad en si mismos, y es en el hogar, con el apoyo, el afecto y la seguridad familiar, como pueden conseguir una solida madurez de estos aspectos.
Además, en esta fase infantil aprendemos copiando lo que vemos a nuestro alrededor. Será de esta manera por lo tanto, como se forje la curiosidad de los estudiantes por las materias que se les imparten. Por ello, los chavales necesitan que su entorno familiar, muestre interés por lo que está haciendo; se le reconozca el esfuerzo, y se le felicite por los logros conseguidos.
Es muy importante que tanto padres, como profesores y centros formativos, trabajen de la mano para asegurar que los alumnos se sienten motivados, atendidos y felices con su educación.
Por suerte, tenemos las nuevas tecnologías, que pueden romper ciertas barreras espacio-temporales, y facilitar la comunicación entre las partes.
Además gracias a estas, podemos asegurar mantener a los padres informados sobre todos los aspectos que implican el desarrollo de sus hijos en clases: el comportamiento y la actitud, las calificaciones, la asistencia, etc.
Unos padres informados, tendrán mucha más facilidad de mantener una comunicación efectiva con sus hijos. Y que no se quede en un simple ¿Cómo te ha ido?
Hacer preguntas más concretas, hablar sobre lo que más les ha gustado, comentar aquello que les resultó más difícil. Compartir con qué compañeros tiene más facilidad para relacionarse y con cuales les cuesta más. Celebrar juntos los logros y promover la persistencia en aquellos campos en los que se necesite reforzar. Son simples ejemplos, que pueden ser muy efectivos y con los que facilitaremos que los niños se sientan, escuchados, valorados y motivados.